HORACIO VILLALOBOS.PERIODISTA DE ESPECTACULOS,AHORA CADA SEMANA CON SU COLUMNA"LA TRITURADORA" EN EL BLOG DE LA FRUTERIA..

El 2009, el año en el que murieron los programas de espectáculos.
Parecía que la veta era inagotable, y que las emisiones dedicadas a estos menesteres habían llegado para quedarse, pero evidentemente la fórmula se agotó, pues la exprimieron de tal manera que el público dijo: adiós. Actualmente tanto Ventaneando como su competencia NXclusiva, registran bajísimos niveles de audiencia, esto debido en gran medida, al nivel tan pobre de sus contenidos y de la mayoría de los que participan en los mismos.
Recordemos que fue en TV Azteca donde inició este boom, gracias al programa Ventaneando creado por Carmen Armendáriz, quien junto con Patricia Chapoy, le dio en el blanco al decir por primera vez lo que realmente se pensaba de los productos de la entonces “intocable” Televisa. Posteriormente en Azteca se engolosinaron con el tema, e incluyeron segmentos de espectáculos en casi todos sus programas, muchos de ellos presentados por analfabetas funcionales. ¿Qué ocurrió? Acabaron por aburrir al respetable.
Televisa por su parte, nunca ha logrado destruir a Ventaneando, y eso que genera la mayoría de las notas de espectáculos, y que ha contratado a varios de sus ex conductores. En lo que sí superó la empresa de Azcárraga a la de Salinas Pliego, fue en vulgarizar aún más estas emisiones a través de las producciones de Alexis Núñez: La oreja y Con todo de la que surgieron “talentos” como: Fabiruchis y Tere La Secretaria.
Quizás el gran error tanto de Televisa como de TV Azteca, fue no cuestionar sus propios trabajos, pensar que el mundo se limita a sus criterios y que la audiencia es tarada. Por lo que se enfocaron únicamente en chismes baratos y olvidaron el análisis, la información y la crítica aguda e inteligente.
El resultado es que actualmente, si quieren, “salvar el barco” y ofrecer emisiones dedicadas a hablar del entretenimiento, deben sacar la basura, limpiar bien el formato, contratar el equipo adecuado y dejar de pensar que su público es imbécil.
Un deleite
La comedia musical Mentiras es un deleite muy culposo.
Luego de llevar a escena bodrios musicales, que pretendían emular el éxito de MAMMA MIA!, como fueron: Bésame mucho (con boleros) y Hoy no me puedo levantar (con canciones de Mecano), era de esperarse que la creación mexicana Mentiras, integrada por temas exitosos de los 80, fuera otro horror de OCESA teatro.
Mentiras es todo lo contrario. Esta tragicomedia musical es una maravilla, pues a través de una divertida historia de amor y engaños entre un hombre y cuatro mujeres, el autor hilvana perfectamente las canciones más emblemáticas de la década de los 80, de tal manera que parecieran haber sido compuestas para esta obra. Mentiras conjuga perfectamente la nostalgia, el talento, la música y el texto, sin pretender absolutamente nada.
Mentiras, a pesar de su pobre escenografía, con muebles como del “Outlet de Ikea”, y de algunas incongruencias al final de la trama, retrata perfectamente a esa generación de los 80 atrapada entre el monopolio musical de Siempre en domingo, la dictadura del PRI y la represión sexual. Este será, sin lugar a dudas, el éxito teatral de la temporada.
No se la pierda, esta obra se escenifica en el teatro México, del Centro Cultural Manolo Fábregas.
Cinta que es una obra maestra
La duda es una película que llega a nuestro país en el momento justo.
Este filme basado en la puesta en escena ganadora del premio Pulitzer, arriba a México precisamente cuando el asunto de los curas pederastas es del dominio público, y la poderosa derecha ha terminado por reconocerlo. Y es que La duda aborda de una manera magistral la historia de una monja que, sin tener ninguna prueba, está segura de los abusos sexuales de un sacerdote hacia un niño negro. Esto ubicado en una escuela católica en el Bronx a mediados de la década de los 60.
La duda, como toda obra maestra, no únicamente habla de las perversiones de los curas, sino además critica la complicidad de los seres humanos que las encubren, cuestiona a la Iglesia católica, pone en duda las vocaciones religiosas y hasta la propia existencia de Dios.
Esta cinta nominada a 5 premios de la Academia, cuenta con las maravillosas actuaciones de Meryl Streep y Philip Seymour Hoffman, y es muy importante que no deje de verla.
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